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CONSULTANTES ESCÉPTICOS ¿Cómo acompañarlos?

Cuando las personas se acercan a las flores de Bach o directamente a la terapia floral, en general lo hacen porque se lo han recomendado o y porque ya perdieron las esperanzas con los tratamientos convencionales. Muy pocos son los que conocen las terapias naturales y creen en ellas como forma de curación.

 

Quienes trabajamos con terapias complementarias, tenemos un plus de esfuerzo que el profesional de la salud tradicional suele no tener. Cuando un paciente visita al médico, llega a la consulta, aun sin conocerlo, en el convencimiento que la medicación recetada hará efecto. Sabe que existen contraindicaciones y efectos colaterales en casi toda medicación, pero eso no le impide confiar plenamente en los fármacos tradicionales.

  

No sucede lo mismo con la terapia floral. No importa cuántas veces hayan escuchado que no existen contraindicaciones ni efectos colaterales. O quizás y justamente porque lo han escuchado una y otra vez, su cuenta es rápida y sencilla. Si no hace mal, entonces tampoco hace bien, es decir no hace nada!

 

Todos sabemos que representa un obstáculo la imposibilidad de explicar cómo funcionan las flores. Quienes entienden que somos energía, al igual que la flor de donde se obtiene la esencia y que sólo se trata de armonizar distintos niveles de energía, nos permiten, y se permiten principalmente, avanzar rápidamente en su proceso interior.

 

Sin embargo, aquellos más aferrados a la efectividad de un fármaco, se nos presentan como un gran desafío. En estos casos de incredulidad ante algo tan simple como una flor y sus propiedades, conviene empezar por que comprendan que la naturaleza es la fuente de muchos de los fármacos que consumen. Antitumorales, analgésicos, antibióticos, corticoides, la morfina y la aspirina por ejemplo provienen todos del reino vegetal. Cuando advierten eso, se abre una puerta para nuevos puntos de vista. Quizás no se familiaricen rápidamente con términos como energía, pero seguramente habrán superado gran parte de su resistencia a todo lo que no sea convencional.

 

Un segundo obstáculo, es explicar que su problema de rodilla, su dolor de cabeza o su tristeza de años y años, no se va a curar mágicamente con tal flor. Habrá que insistir que hay un proceso interno que deberán hacer y que las flores serán sus aliadas en ese camino. Y comprender que el proceso es propio, personal, y que requerirá un esfuerzo extra por parte de ellos, es todo un desafío para la gran mayoría de las personas. Todos quieren curarse, pero pocos están dispuestos a mirar para adentro para lograrlo. Será parte de ser un buen terapeuta, que ese mirar hacia adentro sea suave, sutil y esclarecedor para el consultante.

 

Es importante tomarse el tiempo necesario para averiguar cuáles son las creencias del consultante respecto a la terapia floral, ya que gran parte de la cura consiste en confiar. Confiar en que lo que se toma va a producir efecto, confiar en que el terapeuta va a saber ser una guía y acompañante en un tiempo determinado de su vida, y confiar principalmente en que sólo se está atravesando un periodo difícil, pero que dentro de cada uno ya existen todas las herramientas necesarias para disfrutar de este camino que es la vida.

 

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