El acompañamiento floral puede tener dos finalidades distintas, aunque muchas veces entrelazadas. 

A lo largo de nuestra vida, atravesamos distintas situaciones que nos ponen a prueba en mayor o menor medida.

Algunas situaciones son dolorosas como la pérdida de un ser querido o un divorcio. Otras, y a pesar de ser transitorias, pueden resultarnos difíciles de atravesar porque no estamos preparados, porque son nuevas o porque nos generan angustia. Tal es el caso de una mudanza, la elección de una carrera, un examen o la búsqueda de un nuevo trabajo. 

También puede suceder, que una persona en algún momento de su vida y aún sin ningún motivo apremiante, desee dejar atrás antiguas emociones negativas que de una manera u otra, no le permiten ser del todo feliz. 

Edward Bach, descubrió y creo un sistema floral compuesto de 38 flores que cubre todos las emociones negativas que una persona puede tener desde que nace hasta que muere.

Un tratamiento floral, ya sea para una situación cotidiana o para una más profunda y de larga data, ayuda a reconocer que emociones están en juego, cuáles son esos defectos que nos perturban y permite que de a poco vaya surgiendo la virtud opuesta. Bach creía que no se debía luchar contra el defecto (por ejemplo el odio, la tristeza, etc.), sino que había que centralizarse en practicar la virtud contraria. De esa manera, el defecto perdería su poder y la persona restablecería su armonía al mirar al mundo desde un lugar de amor y alegría sincera.  

En la primera entrevista se estipulan los objetivos que espera lograr, es decir aquello que en primer instancia el consultante desea resolver. Una vez alcanzados esos objetivos, se puede empezar a trabajar con otros que hayan surgido a lo largo del proceso, o dar por finalizado el tratamiento, según lo desee el consultante.

Es un trabajo de a dos, donde no hay división entre el que sabe y el que no. Nadie mejor que el propio consultante sabe que es aquello que le produce sufrimiento. El acompañante floral tiene las herramientas teóricas y prácticas para acompañar los procesos de aprendizaje, crecimiento personal y evolución. En cada encuentro, se revisa la fórmula floral según las nuevas emociones que se han ido sintiendo para mantenerla o modificarla en parte. 

El acompañamiento floral no es terapia psicológica, salvo que quien la lleve adelante sea psicólogo o psiquiatra recibido y refuerce la terapia con conocimientos propios de su especialidad.

La Terapia Floral es una terapia que tiene como fundamento, el encuentro de uno mismo y de la exaltación de sus virtudes por encima de los errores o defectos que le impiden vivir en armonía con su alma. Es un proceso de autoconocimiento, de descubrimiento de fortalezas y debilidades. Un espacio donde desde el respeto, la comprensión y la contención se acompaña al otro, para que trace su propio camino a seguir y lo transite en armonía y con la convicción de estar logrando lo que en su interior desea. Es el consultante quien, ayudado por las flores y acompañado por el terapeuta floral con una mirada objetiva de la situación, empieza a despejar de manera sutil y paulatina aquellas emociones negativas que guarda dentro de él.